Por Nivardo Córdova Salinas
Nuevamente le empiezan a dar cuerda a la malévola campaña contra el
Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, quien ha tenido la hidalgía y
valentía de reconocer públicamente que omitió invuntariamente poner la
cita de las encíclicas papales de donde procedían algunas de las ideas
que exponía en sus artículos, y además el gesto humilde de pedir perdón y
disculpas y de reparar el daño causado,si es que lo hubo. (http://goo.gl/7D2mEG)
Sin embargo, para los anticatólicos, esto no es suficiente, y a través de redes sociales y portales web siguen haciendo escarnio, burla, menosprecio y desdén al primado de la Iglesia del Perú.
De manera personal, opino que el haber omitido la fuente (por olvido y no por mala intención) no convierte a nadie en un plagiador consuetudinario, menos en alguien que quiere apoderarse de la creación intelectual de otra persona. Es obvio que el Cardenal en sus prédicas y escritos se nutre de la doctrina social de la iglesia y el pensamiento de papas y filósofos católicos, pero especialmente de la doctrina de nuestro Señor Jesucristo.
Son la mala intención, el rencor, la argucia, el odio, el resentimiento y la maldad de aquellos opositores al cardenal, las que sale a relucir más en esta nueva campaña de desprestigio.
Pero por más que lo intenten, la verdad sale a la luz.
En mi modesto entender, opino que el diario El Comercio es libre de publicar o no los artículos que considere conveniente, pero esto no debe ser motivo de escarnio ni burla.
Por lo pronto, el director del Diario La Primera PERÚ, José Lolas Miani, ha comunicado al Arzobispado de Lima, la buena voluntad de este diario de publicar los artículos y comentarios del cardenal Cipriani. Del mismo sentir es el sacerdote franciscano Fr. Abel Pacheco Sánchez, OFM, director del Archivo San Francisco de Lima, miembro de la Comisión Franciscana de Medios de Comunicación Social (COFRAMCOS) y director-fundador de Prensa Franciscana Peru.
Los católicos, y los periodistas, no debemos dejar que este tipo de campañas creen el desconcierto en la opinión pública.
Sin embargo, para los anticatólicos, esto no es suficiente, y a través de redes sociales y portales web siguen haciendo escarnio, burla, menosprecio y desdén al primado de la Iglesia del Perú.
De manera personal, opino que el haber omitido la fuente (por olvido y no por mala intención) no convierte a nadie en un plagiador consuetudinario, menos en alguien que quiere apoderarse de la creación intelectual de otra persona. Es obvio que el Cardenal en sus prédicas y escritos se nutre de la doctrina social de la iglesia y el pensamiento de papas y filósofos católicos, pero especialmente de la doctrina de nuestro Señor Jesucristo.
Son la mala intención, el rencor, la argucia, el odio, el resentimiento y la maldad de aquellos opositores al cardenal, las que sale a relucir más en esta nueva campaña de desprestigio.
Pero por más que lo intenten, la verdad sale a la luz.
En mi modesto entender, opino que el diario El Comercio es libre de publicar o no los artículos que considere conveniente, pero esto no debe ser motivo de escarnio ni burla.
Por lo pronto, el director del Diario La Primera PERÚ, José Lolas Miani, ha comunicado al Arzobispado de Lima, la buena voluntad de este diario de publicar los artículos y comentarios del cardenal Cipriani. Del mismo sentir es el sacerdote franciscano Fr. Abel Pacheco Sánchez, OFM, director del Archivo San Francisco de Lima, miembro de la Comisión Franciscana de Medios de Comunicación Social (COFRAMCOS) y director-fundador de Prensa Franciscana Peru.
Los católicos, y los periodistas, no debemos dejar que este tipo de campañas creen el desconcierto en la opinión pública.
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