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sábado, 8 de diciembre de 2012

Luis Valle Goicochea: tras las huellas del hermano ausente

Por Nivardo Córdova Salinas / nivardo.cordova@gmail.com
Ver la versión impresa publicada por el diario "La Industria" de Trujillo, domingo 2 de diciembre de 2012
Acaba de salir a la estampa el libro “Hilvanes: poemas & crónicas. 1926-1952" (Lima, Hipocampo Editores, 2012), editado por el Dr. Chrystian Zegarra en base a compilación realizada por Luis Valle Cisneros, sobrino del poeta Luis Valle Goicochea (La Soledad, Parcoy, 1908 – Barrios Altos, Lima, 1953).

Hilvanes: poemas & crónicas. 1926-1952” (2012), de Luis Valle Goicochea.

Poeta, narrador y periodista. Una vida trágica consagrada a Dios y a la literatura. Tres nuevos libros suyos reúnen su hasta hoy desconocida obra periodística y narrativa, colocándolo a la vanguardia de los escritores liberteños en el mundo.

En agosto del próximo año 2013 se cumplirán sesenta años de la muerte física del poeta liberteño Luis Valle Goicochea (La Soledad, Parcoy, 1908 – Barrios Altos, Lima, 1953), cuya obra poética, narrativa y periodística se ha consolidado, por derecho propio, en una de las más altas cimas de la literatura peruana contemporánea. Y no es una afirmación caprichosa o una mera opinión personal, sino que es el juicio unánime de sus lectores y estudiosos críticos, amparados en la trascendencia estética y humana de sus composiciones escritas. Si la vida y la obra de un escritor son las dos caras de la misma moneda, no es de extrañar que la tragedia de su vida haya alimentado el mito. Pero allí esta su obra publicada y las nuevas reediciones, compilaciones críticas tanto en el Perú como en el extranjero.
Lo digo y lo sostengo: Luis Valle Goicochea es uno de los escritores liberteños más universales, más entrañables, junto con los ya mundialmente conocidos César Vallejo y Ciro Alegría, así como otros pesos pesados ya fallecidos pero que va en ascenso: Leoncio Bueno, Rogelio Gallardo, Elio Otiniano y José Watanabe. Debo aclarar que me estoy refiriendo ahora solo a los nacidos en el departamento de La Libertad (y debo añadir al gran narrador y periodista Teodoro Rivero-Ayllón), porque hay voces mayores como el gran poeta Marco Antonio Corcuera, que nació en Contumazá y vino a conquistar Trujillo a punta de versos y entrega absoluta al quehacer literario. Pido disculpas por los nombres que se quedan en el tintero.
Es lamentable, y seré muy enfático en esto, que todavía haya quienes afirmen –equivocadamente, a mi entender- que Luis Valle Goicochea es un “poeta menor” y un “escritor distrital”. Esto hay que denunciarlo porque es falso, aunque es menester aclarar que la poesía no es un concurso de egos sino un acto sagrado. Acaso algunos escritores me censurarán por lo que digo, pero el juicio de la Historia es implacable: la poesía de Valle es gran y auténtica poesía. Pero es necesario afirmar es que a Valle le ha sucedido lo mismo que al genial poeta limeño José María Eguren: la crítica lo ha circunscrito al ámbito de “poeta infantil”, poeta delicado e ingenuo. Difícil labor la de escribir para niños, pero ambos, Valle y Eguren, son escritores para todas las edades e incluso se puede afirmar que son poetas hondamente trágicos. Ese reduccionismo viene del éxito insuperable del primer poemario que publicó Valle: “Canciones de Rinono y Papagil” (1932), hermoso libro vinculado a la infancia en su pueblo de La Soledad, en el distrito de Parcoy, provincia de Pataz.

NUEVAS PUBLICACIONES DE LUIS VALLE GOICOCHEA
Tras la conmemoración del centenario del nacimiento de Luis Valle Goicochea en 2010 (hay que aclarar que siguen las discusiones sobre el año de su nacimiento; se habla de 1908, 1909 y 1910), la bibliografía “vallegoicocheana” se ha enriquecido con nuevos aportes, reediciones y compilaciones. Es triste decirlo pero ninguna de estas recopilaciones ha sido hecha en el departamento de La Libertad, sino en la capital del Perú: Lima. ¿No hay profeta en su propia tierra? Recordemos que la “obra poética completa” de Valle ha sido compilada en dos ediciones: “Obra poética” (Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1974) y “La pared torcida” (Lima, Universidad Alas Peruanas, 2005).  Ambos libros reúnen todos los libros de poesía que publicó Valle en vida: “Las canciones de Rinono y Papagil (1932), “El sábado y la casa” (1934), “La elegía tremenda y otros poemas” (1936), “Parva” (1938), “Paz en la tierra” (1939), “Miss Lucy King y su poema” (1940), “Al oído de este niño” (1943), “Tema inefable” (1945) y “Jacobina Sietesolios” (1946).
Sin embargo, se sabía que Valle fue cronista periodístico y prosista de nivel: publicó una novela corta titulada “Los zapatos de cordobán” (1938) y una novela publicada por entregas diarias en el diario El Comercio de Lima titulada “El árbol que no retoña” (1952), entre otros relatos, diarios y escritos autobiográficos. Además Valle escribió precozmente desde los 17 años en el diario “La Industria” de Trujillo, luego en los diarios “El Comercio de Lima” y “El Deber” de Arequipa. Fue un gran periodista. Precisamente toda su obra literaria y periodística en prosa estaban archivadas en los diarios mencionados a la espera de ser recopiladas en libro, labor y esfuerzo que debemos agradecer a don Luis Valle Cisneros, sobrino del poeta Valle, que compiló todas la prosa literaria y los artículos de prensa que acaban de salir en dos sendos libros que son realmente una novedad bibliográfica porque aportan nuevas luces para el mejor entendimiento del “poeta de La Soledad” o “poeta sholano”.
El primero es “Los zapatos de cordobán: escritos en prosa 1928-1949” (Lima, Editorial San Marcos, 2012), que fue presentado al público el Trujillo en meses pasados. Este libro fue coeditado por Luis Valle Cisneros (quien realizó la compilación) y el poeta y crítico Dr. Chrystian Zegarra, quien realiza el estudio crítico. Es un libro sorprendente, donde Valle muestra sus abismos en sus estremecidos textos, escritos varios de ellos desde la angustia y la dipsomanía. Me hace llorar cuando escribe: “Comienzo a beber y vendo todas mis pertenencias a precios irrisorios…”. Pero la calidad y técnica ceden ante el sentimiento trágico de la vida. Este es el Valle que todos daban por “no habido”, pero que reaparece entero e invicto frente a la muerte.
De otro lado en noviembre acaba de salir a la estampa el libro “Hilvanes: poemas & crónicas. 1926-1952. (Lima, Hipocampo Editores, 2012), editado por el Dr. Chrystian Zegarra, quien tiene la hidalguía de reconocer que la compilación la realizó don Luis Valle Cisneros, quien –insisto- ha demostrado un amor y respeto profundo a la obra de su tío el poeta Valle Goicochea. En este libro se incluyen poemas de adolescencia y juventud, y se les pude aplicar el calificativo que Xandóval otorgó a la poesía de Vallejo: “trágicos y estremecidos como cosa que se ama o que se sufre”. Para muestra un botón, el poema “Adiós”: “Ya estoy sentado en la barca. Tanto pesó mi equipaje de ilusiones que tuve que dejarlo en la orilla. / Haré la travesía en la barca del Desencanto y no sé cuantos días estaré navegando. / La barca leva anclas. / Silencio interrumpido por el sordo grito del mar, y el correr de la cadena que arranca el ancla del fondo del Océano. / Me voy. / Hincha las velas la brisa de la madrugada. / He de irme, antes que nadie despierte. ¡Adiós! / ¡No sé cuántos días durará la travesía, ni cuándo volveré!”

FRAY LUIS VALLE: POETA FRANCISCANO
Un capítulo aparte en la biografía de Valle es su faceta mística y religiosa, marcada por su enclaustramiento voluntario como fraile y seminarista de la orden franciscana (estudió teología y quiso ser sacerdote) en el Convento de la Recoleta del Cusco, perteneciente a la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú. Allí fue compañero del gran cantante lírico mexicano Fr. José Francisco de Guadalupe Mojica OFM, que abandonó los brillos de Hollywood, regaló su fortuna y decidió vestir el hábito sacerdotal en el Perú. Justamente Valle y el padre Mojica dirigieron la hermosa revista franciscana “Ensayos”, entre 1943 y 1944. Monseñor Federico Richter, Obispo emérito de Ayacucho fallecido el año pasado, también fue el compañero de estudios de ambos artistas.
Esta etapa, mencionada por los críticos y biógrafos de Valle, es quizás la menos conocida del poeta. Se tejen muchas leyendas y es sabido que Valle, a causa de su enfermedad adictiva, dejó el convento con lágrimas en los ojos pero siempre calzando la sandalia de pobreza y humildad. Me tocó el inmerecido honor de realizar una investigación en el Archivo Histórico San Francisco de Lima, conjuntamente con el director de esta entidad, Fr. Abel Pacheco Sánchez OFM, quien conoció al poeta Valle en el convento cusqueño. Juntos rescatamos ejemplares de la citada revista “Ensayos” (1944) y recopilamos poemas y prosas escritas por “Fr. Luis Valle Goicochea OFM” (Lima, Rimactampu Ediciones, 2010) publicación digital disponible en Internet en el link http://issuu.com/rimactampu/docs/poemas_franciscanos__lvg_version_final. El libro contiene incluso la versión facsimilar de los poemas de “Fray Valle”.
Tocamos muchas puertas en Trujillo rogando auspicios para publicar este libro en papel, pero al final todo quedó en promesas incumplidas. Solamente recibimos el apoyo y aliento de la familia Valle (otra vez nuestro amigo Luis Valle Cisneros) y de la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú, la provincia madre de los franciscanos en América. En fin, nos queda la satisfacción de haber contribuido modestamente al conocimiento de quien con justicia es llamado “el poeta más franciscano y el más franciscano de todos los poetas”.