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lunes, 28 de julio de 2014

Felipe Buendía del Corral: el último cronista de Lima

Por Nivardo Córdova Salinas


Ribeyro dijo alguna vez de él: “Buendía es un genio… pero no se de qué”. Considerado un clásico de la literatura peruana contemporánea y uno de los artistas limeños por antonomasia, la obra de Felipe Buendía del Coral (Lima, 1927-2002) empieza a retomar el sitial que por derecho propio le pertenece.

Bajo el título de “El baúl” (El Baúl Editores, 2014), se ha publicado en Lima una edición de los cuentos fantásticos de Buendía, un autor cuya prosa engalanada es un rosario de bellezas exóticas, que se sumerge por balcones y callejuelas de Bajo El Puente y los Barrios Altos para extraer ficciones memorables.

No es casualidad que El Baúl haya salido a la estampa para reivindicar la memoria de un artista total. La viuda del escritor, doña Perla Sialer, así como sus hijos Carla y Bruno Buendía (fotógrafa y novelista respectivamente) siguen difundiendo la obra literaria de Buendía. 

El libro -presentado públicamente el pasado 21 de mayo en la Casa de la Literatura Peruana- es considerado uno de los mejores conjuntos de “relatos fantásticos” en nuestro continente, emulando a otros genios del género fantástico como el peruano Clemente Palma y los argentinos Roberto Arlt y Adolfo Bioy Casares. Y por cierto, “El baúl” tuvo el mes pasado un cronograma de presentaciones en Trujillo (26 de mayo, Casa de la Emancipación),  Huancayo (29 de mayo), Cusco (3 de junio), Puno (5 de junio) y Buenos Aires, Argentina (7 de junio).

El cuento "El baúl" -cuyo título sirve para denominar esta selección de finos y estilizados relatos- es una aproximación delirante al limeñismo, pero sin dejar de tener referentes en la literatura universal de todos los tiempos. Otros relatos como “Meredí”, “El lavador de cadáveres” o “Martínez” dejan ver la maestría literaria de Buendía, fallecido hace once años y de quien recientemente se realizó un coloquio para desentrañar las claves de su obra creadora.

Felipe Buendía transitó por diversos territorios artísticos: literatura, pintura, teatro, cine, música, historia, bibliotecología, cine, periodismo... todo ello con la misma pasión que asumió su oficio de bibliotecario y periodista con su alma bohemia en la Lima de la década del cincuenta. “La ciudad de los balcones en el aire”, sus impecables crónicas sobre las calles de Lima, son ya de lectura obligada. Con razón se le conoce como “el último cronista de Lima”.

Otras obras suyas son la novela-poema “Teología del Sol” (París, 1952) y “La tragedia de Petrópolis” (1941). También escribió la obra “Las nuevas galas del emperador” (1960) y el libro “Cuentos de laboratorio” (1976), entre otras obras.

Con razón, la periodista María Luz Crevoisier le dedicó a Buendía un extenso artículo en el diario El Peruano, donde se lee:  "Lima será siempre el centro de nuestros sueños, de la nostalgia o pesares, pero jamás de nuestra indiferencia. Tiene y tuvo sus detractores, como Concolorcorvo, Ricardo Palma, Sebastián Salazar Bondy, César Moro o el mismo escritor norteamericano Henry Melville, al decir del escritor chalaco Eduardo Arroyo; pero en contrapartida también sus grandes cantores, así como los compositores criollos Chabuca Granda, Alicia Maguiña, Luis Felipe Pinglo o el cronista Alfonso Mejía, El Corregidor, además de otros, entre los que contamos a don Felipe Buendía del Corral" .