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miércoles, 29 de febrero de 2012

Predestinado a desaparecer



PREDESTINADO A DESAPARECER, el día revienta y camina con la pierna rota en la noche. Fue en la autopista nocturna tras desenfundar la pistola de agua, el brazo partido en el terral de mercaderes, el codo lisiado en caída libre. Otros golpes ajenos: los pies hinchados, los dedos quemados, el pulmón carcomido, la vida sucia. Sueños que mueren “joyas de azúcar, alfeñiques de oro que se dan contra el mortero de loza de este mundo”.

(De "Poesía ínfima", Nivardo Córdova Salinas)

Escapo de la ciudad...


ESCAPO DE LA CIUDAD y me entrego a la ventana. Desde aquí veo el cielo y me basta cerrar la puerta para salir a dormir sobre la cabeza de un pájaro. Escapo de las palabras y sueño con las voces calladas. Me gustan aquellos parques cuyas bancas de concreto son el espacio perfecto para una letanía. Voy a concentrarme en el sueño y en no despertar dormido, encarar de frente lo que se viene: comenzar a desaparecer.

(De "Poesía ínfima", Nivardo Córdova Salinas)

Mi silencio es ámbar e invisible...

MI SILENCIO ES ÁMBAR E INVISIBLE, es lo que contiene el deseo, algo de entre manos, entre días, posiblemente un ruido mágico sobre la piel, y se esconde entre las muelas, mi silencio no existe, decir silencio es decir palabras, contar un secreto a mil voces, no descartar la opción de asumir que el sol es ciego, verano de silencios inmortales, otoño entre las hojas que se van bordando a mediodía en todos los huecos de la tierra, mediodía de sombras, paseo de brumas, algo viene desde esa calle, los silencios de la ciudad inundan el fuego, no hablan ni conversan con nadie, si alguien viene no le digas nada, solo escúchale, vale decir que no hay palabras, este silencio es así, no sabe que decir, se equivoca, no encuentra a la belleza, persigue las palabras, no encuentra más que el sonido vacío de un teclado, un virus inagotablemente terco, el silencio está aquí sentado, tomó su taza de té, encendió la grabadora de la que salieron corriendo otros sonidos aleatorios, silencio y soledad, en desigual compañía...
(De "Poesía ínfima", Nivardo Córdova Salinas)

El mar del que quisimos olvidarnos ya no existe

EL MAR DEL QUE QUISIMOS OLVIDARNOS ya no existe, por eso en vano su memoria de oleaje, húmeda su espuma que el olvido destierra, seguro que duerme, no ha venido aún pero ya conversa, ayer respiraba intranquilo, como buscando su aire desigual, casi al borde del acantilado, miraba los barcos en lejana corriente, los veía venir con ojos ciegos, pero ya se despierta cuando humean las fábricas, despide olores nauseabundos, y destila belleza por los cuatro costados, el mar de la canción es una frase apenas un largo silencio, nos quedamos con el maretazo entre los pies, y hallamos en los bordes la moneda falsa, arando desiguales surcos entre un oleaje y un paseo, al centro la ofrenda marchita, el auto se desplaza hasta la playa, retorna triste y feliz sin pasajeros, sólo uno que va entre las horas, entre las avenidas de agua, en medio de los pesares, por delante de todos los anhelos, es el estigma del sueño, bostezo animal, década sin horarios, crepúsculo, cuando el mar retorne entre los vientos, viajero de la espuma y los itinerarios, ya vienen otros mares a buscarle, no es que se afanen en mojar la arena, sucede que a veces cuando las horas pasan, confines de bruma extienden sus brazos a lo largo del muelle, sucede que a destiempo soy el prisionero de las flores, me empecino en beber los cauces del deseo, no quiero más que soñar de madrugada,  y quiero tener entre mis manos lo que ya no es...
(De "Poesía ínfima", Nivardo Córdova Salinas)

viernes, 10 de febrero de 2012

Fr. Luis Valle Goicochea OFM, fotografía de 1944 con seminaristas franciscanos

(Cliquear sobre la imagen para verla en tamaño completo)
Imagen tomada de la revista "Ensayos", Cusco, 1944.
Esta es una fotografía poco divulgada de Fray Luis Valle Goicochea OFM, en su época de seminarista franciscano en el Cusco, extraída de la revista "Ensayos" de 1944.
En la imagen también aparece Fray José de Guadalupe Mojica (famoso tenor y actor mexicano que dejó los brillos de Hollywood para vestir el hábito franciscano en Perú), el padre Carlos Montesinos (vive actualmente en el convento de San Francisco de Lima), entre otros religiosos.

"A Cristo enclavado", poema de Fr. Luis Valle Goicochea


Como parte de una investigación en el Archivo San Francisco de Lima emprendida conjutamente con el director del archivo, Fr. Abel Pacheco Sánchez, se logró hallar poemas que el poeta peruano Luis Valle Goicochea (La Soledad, Parcoy 1910 - Barrios Altos, Lima 1953) publicó en la revista "Ensayos" de los seminaristas fransicanos en el Convento de La Recoleta (Cusco), donde él estudo durante la época en que aspiraba a ser sacerdote.
Este poema "A Cristo enclavado" fue publicado en “Ensayos”, Año XXIV, Nº 38, julio de 1944, pág. 17. Hay otros poemas casi desconocidos en la blibliografía oficial del poeta "sholano".
Con el resultado de la investigación, se publicó en 2011 -en versión digital- el libro "Poemas franciscanos de Fr. Luis Valle Goicochea", como homenaje al centenario del nacimiento del poeta.
Actualmente se gestiona la publicación del libro en versión impresa...