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domingo, 1 de junio de 2014

Hugo Daniel “Eiji” Otani: “Me siento más peruano que el cebiche”

Por: Nivardo Córdova Salinas / Fotos: Nikolai L. Kaufmann

Hugo Daniel "Eiji" Otani Kawanishi, desplegando todas sus
técnicas en el wok para un contundente lomo saltado.

Hace más de un siglo arribaron al Perú los primeros inmigrantes japoneses en el barco Sakura Maru, en busca de trabajo y con el ideal luchar por sus sueños. De esta convivencia humana, la cultura “nikkei” es una de las muestras de la variedad cultural de nuestra patria.

De las muchas historias de trabajo, alegrías y tristezas, se pueden extraer ejemplos de vida y perseverancia. Este es el caso del personaje que hoy inspira este reportaje: Hugo Daniel Otani Kawanishi, cuyo nombre en japonés es “Eiji”. Él nació en la Maternidad de Lima en 1961, pero se siente totalmente peruano.Sus padres fueron Takami Otani y Sumako Otani, quienes son parte de la historia de la inmigración japonesa en el Perú.

Su historia es toda una peripecia vital. Ya en 1929 sus abuelos habían afincado en Huaral. “Mi padre me contaba que tuvo que dejar sus estudios a los 9 años para comenzar a trabajar, en condiciones adversas.

Eiji Otani junto a su esposa Diana Hirano y
su equipo de trabajo en el Eylly´s chicken´s grill.
“La herencia más grande que mi padre nos dio fue el trabajo, la honradez, la perseverancia y la humildad”, recuerda. Pero a pesar de su sangre japonesa, afirma que el señor Takami Otani “era recontra criollo, muy ingenioso, pero también algo lisuriento, siempre muy querido por sus amigos que lo visitaban en su restaurante El rincón de Taka Taka, en El Callao,  pues era un destacado cocinero que está considerado como uno de los precursores de la fusión peruano-japonesa o “cocina nikkei”.

“Mi papá cocinaba desde siempre. En la cuadra tres de jirón Quilca tenía un restaurante llamado Todomar, donde se innovó mucho con la sazón oriental y criolla. Uno de sus grandes inventos es un plato que se conoce como ´Frutos del mar´, porque lleva todo: chicharrón de pescado, mariscos, langostinos, cebiche, todo sazonado con sillao y mensí, además de aportar con toques e ingredientes como el frijol chino. Posteriormente se mudó a La Perla, Callao, donde abrió el famoso Rincón de Taka Taka”, comenta.

Un detalle pintoresco que recuerda de su padre es su habilidad mental para los cálculos matemáticos, lo cual aplicaba para sacar las cuentas sin necesidad de lápiz y papel. Nunca se equivocaba en los números, y los comensales siempre aplaudían, pero sobre todo su sazón especial. Junto con el inmigrante japonés Minori Kunigami, fundador del mítico restaurante La Buena Muerte del Jr. Paruro, en Barrios Altos, y el famoso chef Humberto Sato, del Costanera 700, el señor Takami Otani –padre de nuestro personaje- es también uno de los maestros de la fusión peruano-japonesa, hoy tan en boga en la gastronomía peruana.

Fue en El Callao donde Hugo Daniel empezó a incursionar en la gastronomía desde joven, ayudando a su padre en los quehaceres  de la cocina y también la administración del negocio. En una época también fue vendedor de equipos de sonido de alta fidelidad, labor en la que le iba muy bien, hasta que decidió incursionar en la cocina.

“Fue muy curioso porque yo era el mejor vendedor, y ganaba buenas comisiones, al punto de que ganaba más que los demás. Eso fue motivo para que me despidieran y me quedé literalmente en la calle. Pero mi padre me animó a trabajar con él, cosa que lo hice con mucho gusto. Empecé a trabajar lavando platos, porque mi padre decía que tenía que aprender desde abajo. En unos meses ya conocía todos los secretos del negocio. El Rincón de Taka Taka era un lugar muy frecuentado por el público, que degustaba la buena comida. Uno de nuestros más ilustres clientes fue el futbolista “Lolo” Fernández, pero no el único”, afirma.

Con su esposa Diana y sus hijos Mayra y
Sergio Otani Hirano, siempre unidos.
Posteriormente Otani se fue a vivir al Japón. Era una época donde todos queríamos ir allá a trabajar. Estuve 16 años, fue una experiencia enriquecedora, pero allí reafirmé mi peruanidad porque yo soy peruano y me siento más peruano que el cebiche. Es curioso, porque a pesar de tener ancestros japoneses, allá nos discriminaban un poco. No obstante, en Japón aprendí a querer más al Perú”, cuenta.

Allá vivió muchas peripecias, y hasta trabajó como presentador de noticias en el programa Japón Uno Noticias, un noticiero televisivo por Internet que se dedicaba a relatar las informaciones más importantes para la comunidad latina. Además, como buen católico, se siente orgulloso de haber participado en la realización de la primera procesión del Señor de los Milagros en la ciudad de Hamamatsu Shi, cuya imagen se conserva en la iglesia de San Francisco de Asís de esa ciudad oriental, que tiene una réplica exacta del anda de la venerada imagen del Cristo Moreno.

Ahora, apoyado por su esposa Diana Hirano y sus hijos Sergio y Mayra (de vuelta a Lima desde el año 2009) conduce el restaurante Eylly´s chicken´s grill, nombre está inspirado en “Eiji” que es su apelativo familiar en japonés, y además  nombra la especialidad de la casa: las brasas, salteados y parrillas. Ubicado en la Plaza Butters de Barranco, el establecimiento tiene un prestigio bien ganado con dos de sus platos más contundentes: los peruanísimos lomo saltado y  pollo a la brasa, ambos con un sabor que en el paladar te lleva directo y sin escalas a la fusión peruano-japonesa. El toque muy especial en la sazón lo brindan también el ahumado y la buena presentación del platillo. "El secreto de nuestro sabor no se lo damos a nadie", comenta.

“Tengo el privilegio de tener un equipo de trabajo excelente, que es la base de este restaurante. Contamos con un público exigente que siempre viene a comer aquí, incluso llegan desde Rímac o El Callao. Mi sueño es abrir nuevos puntos de venta en Lima”, señala Otani, que asegura que trabajar y trabajar con honradez es el secreto del éxito.
“Apuesto por el futuro del Perú. Si los peruanos nos unimos y todos trabajamos con honradez y disciplina, llegaríamos a ser una potencia mundial. Tenemos que amar a nuestra patria, y además no olvidemos luchar contra la corrupción y la delincuencia, para lograr la paz que tanto necesitamos”, dice.

Eiji y Sergio Otani, en uno de sus pasatiempos
favoritos: el karaoke.
La pregunta inevitable de la entrevista es, por supuesto, el llamado “boom” o auge actual de la gastronomía peruana. “Se nota que la cocina Nikkei ha influenciado bastante en la tendencia de la llamada cocina fusión, pero recomiendo a los jóvenes chefs que procuren no combinar por combinar los ingredientes, porque a veces resulta demasiado forzado o artificial. Por ejemplo, a mí el maki acebichado no me gusta. Los cocineros tradicionales no estamos de acuerdo con a fusión desmedida”, opina.

Sin embargo, Otani gusta mucho de la comida criolla peruana, en especial el “cabrito combinado”, y mientras lo dice hace un gesto de mirar al cielo, casi extasiado. Es que él, a pesar de sus ancestros japoneses es peruano. “Me siento más peruano que el cebiche”, concluye nuevamente.




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