Por: Nivardo Córdova Salinas / Fotos: Nikolai L. Kaufmann
Hugo Daniel "Eiji" Otani Kawanishi, desplegando todas sus técnicas en el wok para un contundente lomo saltado. |
Hace más de un siglo arribaron al Perú los primeros
inmigrantes japoneses en el barco Sakura Maru, en busca de trabajo y con el
ideal luchar por sus sueños. De esta convivencia humana, la cultura “nikkei” es
una de las muestras de la variedad cultural de nuestra patria.
De las muchas historias de trabajo, alegrías y tristezas, se
pueden extraer ejemplos de vida y perseverancia. Este es el caso del personaje
que hoy inspira este reportaje: Hugo Daniel Otani Kawanishi, cuyo nombre en
japonés es “Eiji”. Él nació en la Maternidad de Lima en 1961, pero se siente
totalmente peruano.Sus padres fueron Takami Otani y Sumako Otani, quienes son parte de la historia de la inmigración japonesa
en el Perú.
Su historia es toda una peripecia vital. Ya en 1929 sus
abuelos habían afincado en Huaral. “Mi padre me contaba que tuvo que dejar sus
estudios a los 9 años para comenzar a trabajar, en condiciones adversas.
Eiji Otani junto a su esposa Diana Hirano y su equipo de trabajo en el Eylly´s chicken´s grill. |
“La herencia más
grande que mi padre nos dio fue el trabajo, la honradez, la perseverancia y la
humildad”, recuerda. Pero a pesar de su sangre japonesa, afirma que el señor
Takami Otani “era recontra criollo, muy ingenioso, pero también algo
lisuriento, siempre muy querido por sus amigos que lo visitaban en su
restaurante El rincón de Taka Taka, en El Callao, pues era un destacado cocinero que está
considerado como uno de los precursores de la fusión peruano-japonesa o “cocina
nikkei”.
“Mi papá cocinaba desde siempre. En la cuadra tres de jirón
Quilca tenía un restaurante llamado Todomar, donde se innovó mucho con la sazón
oriental y criolla. Uno de sus grandes inventos es un plato que se conoce como
´Frutos del mar´, porque lleva todo: chicharrón de pescado, mariscos,
langostinos, cebiche, todo sazonado con sillao y mensí, además de aportar con toques e
ingredientes como el frijol chino. Posteriormente se mudó a La Perla, Callao,
donde abrió el famoso Rincón de Taka Taka”, comenta.
Un detalle pintoresco que recuerda de su padre es su
habilidad mental para los cálculos matemáticos, lo cual aplicaba para sacar las
cuentas sin necesidad de lápiz y papel. Nunca se equivocaba en los números, y
los comensales siempre aplaudían, pero sobre todo su sazón especial. Junto con
el inmigrante japonés Minori Kunigami, fundador del mítico restaurante La
Buena Muerte del Jr. Paruro, en Barrios Altos, y el famoso chef Humberto Sato,
del Costanera 700 ,
el señor Takami Otani –padre de nuestro personaje- es también uno de los
maestros de la fusión peruano-japonesa, hoy tan en boga en la gastronomía
peruana.
Fue en El Callao donde Hugo Daniel empezó a incursionar en
la gastronomía desde joven, ayudando a su padre en los quehaceres de la cocina y también la administración del
negocio. En una época también fue vendedor de equipos de sonido de alta
fidelidad, labor en la que le iba muy bien, hasta que decidió incursionar en la
cocina.
“Fue muy curioso porque yo era el mejor vendedor, y ganaba
buenas comisiones, al punto de que ganaba más que los demás. Eso fue motivo
para que me despidieran y me quedé literalmente en la calle. Pero mi padre me
animó a trabajar con él, cosa que lo hice con mucho gusto. Empecé a trabajar
lavando platos, porque mi padre decía que tenía que aprender desde abajo. En
unos meses ya conocía todos los secretos del negocio. El Rincón de Taka Taka
era un lugar muy frecuentado por el público, que degustaba la buena comida. Uno
de nuestros más ilustres clientes fue el futbolista “Lolo” Fernández, pero no
el único”, afirma.
Con su esposa Diana y sus hijos Mayra y Sergio Otani Hirano, siempre unidos. |
Posteriormente Otani se fue a vivir al Japón. Era una época
donde todos queríamos ir allá a trabajar. Estuve 16 años, fue una experiencia
enriquecedora, pero allí reafirmé mi peruanidad porque yo soy peruano y me
siento más peruano que el cebiche. Es curioso, porque a pesar de tener
ancestros japoneses, allá nos discriminaban un poco. No obstante, en Japón aprendí a
querer más al Perú”, cuenta.
Allá vivió muchas peripecias, y hasta trabajó como presentador
de noticias en el programa Japón Uno Noticias, un noticiero televisivo por
Internet que se dedicaba a relatar las informaciones más importantes para la
comunidad latina. Además, como buen católico, se siente orgulloso de haber
participado en la realización de la primera procesión del Señor de los Milagros
en la ciudad de Hamamatsu Shi, cuya imagen se conserva en la iglesia de San
Francisco de Asís de esa ciudad oriental, que tiene una réplica exacta del anda
de la venerada imagen del Cristo Moreno.
Ahora, apoyado por su esposa Diana
Hirano y sus hijos Sergio y Mayra (de vuelta a Lima desde el año 2009) conduce
el restaurante Eylly´s chicken´s grill, nombre está inspirado en “Eiji” que
es su apelativo familiar en japonés, y además
nombra la especialidad de la casa: las brasas, salteados y parrillas.
Ubicado en la Plaza Butters de Barranco, el establecimiento tiene un prestigio
bien ganado con dos de sus platos más contundentes: los peruanísimos lomo
saltado y pollo a la brasa, ambos con un sabor que en el paladar te lleva
directo y sin escalas a la fusión peruano-japonesa. El toque muy especial en la
sazón lo brindan también el ahumado y la buena presentación del platillo. "El secreto de nuestro sabor no se lo damos a nadie", comenta.
“Tengo el privilegio de tener un equipo de trabajo
excelente, que es la base de este restaurante. Contamos con un público exigente
que siempre viene a comer aquí, incluso llegan desde Rímac o El Callao. Mi
sueño es abrir nuevos puntos de venta en Lima”, señala Otani, que asegura que
trabajar y trabajar con honradez es el secreto del éxito.
“Apuesto por el futuro del Perú. Si los peruanos nos unimos
y todos trabajamos con honradez y disciplina, llegaríamos a ser una potencia
mundial. Tenemos que amar a nuestra patria, y además no olvidemos luchar contra
la corrupción y la delincuencia, para lograr la paz que tanto necesitamos”,
dice.
Eiji y Sergio Otani, en uno de sus pasatiempos favoritos: el karaoke. |
La pregunta inevitable de la entrevista es, por supuesto, el
llamado “boom” o auge actual de la gastronomía peruana. “Se nota que la cocina
Nikkei ha influenciado bastante en la tendencia de la llamada cocina fusión,
pero recomiendo a los jóvenes chefs que procuren no combinar por combinar los
ingredientes, porque a veces resulta demasiado forzado o artificial. Por
ejemplo, a mí el maki acebichado no me gusta. Los cocineros tradicionales no
estamos de acuerdo con a fusión desmedida”, opina.
Sin embargo, Otani gusta mucho de la comida criolla peruana,
en especial el “cabrito combinado”, y mientras lo dice hace un gesto de mirar
al cielo, casi extasiado. Es que él, a pesar de sus ancestros japoneses es peruano.
“Me siento más peruano que el cebiche”, concluye nuevamente.
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