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jueves, 12 de septiembre de 2013

Chavín en su laberinto

Por Nivardo Córdova Salinas / nivardo.cordova@gmail.com
Fotos: Cortesía Dr. John Rick / Proyecto Arqueológico Chavín de Huántar
Este reportaje se publicó también en (cliquear para abrir):
Revista  VELAVERDE (Lima, 03/09/2013) y diario LA INDUSTRIA (Trujillo, domingo 08/09/2013=




“Lo que yo he hecho es poco para lo que viene después” afirma el arqueólogo norteamericano que desde hace 19 años estudia uno de los sitios prehispánicos más enigmáticos del Perú.
“A los seis años de edad, la primera palabra que aprendí en castellano fue ´ruinas´, porque me di cuenta que al pronunciarla los pobladores siempre me llevaban a lugares maravillosos”, recuerda el doctor John Rick, quien es director del  Proyecto Arqueológico Chavín de Huántar desde hace 19 años, período en que comenzaron las investigaciones que en la actualidad son codirigidas por el Dr. Luis Guillermo Lumbreras.
Rick, nació en Sacramento (California, EE. UU) en 1950. En 1956, cuando otros niños iban a la primary school, el entonces pequeño John vivió un año entero recorriendo el Perú. ¿La razón? Su padre, el Dr. Charles M Rick Jr., fue un botánico genetista que dedicó gran parte de su vida al estudio de los tomates silvestres en el Perú y otras especies de “solanáceas”, acompañado de su esposa –y a la vez asistente de campo-  Martha O. Rick.

“Mi madre podía reconocer cualquier especie de tomate silvestre incluso desde el automóvil en marcha. Fueron una pareja extraordinaria, en lo personal y en lo científico, y prácticamente ellos me inspiraron para dedicarme a la arqueología. A mí no me interesaban mucho los tomates, sino las ruinas que iba encontrando en el camino”, señala.
Por cierto, Rick heredó también un cariño y pertenencia al Perú. Estudió arqueología en la Universidad de California, en la sede de Santa Cruz, donde se graduó en 1972. Al año siguiente regresó al Perú para estudiar sitios del Periodo Lítico en las punas de Junín. Poco después conocería a su hoy esposa, Rosa Mendoza de Rick, con quien se casó en 1977. Ella también es arqueóloga y en la actualidad lo acompaña en las investigaciones en Chávin de Huántar.
CHAVÍN Y SU SIGNIFICADO
“En Chavín comenzamos en 1994. Vine la primera vez acompañando a Luis Lumbreras como invitado para las grabaciones de un programa especial del Discovery Channel sobre Chavín. Me quedé atrapado por el sitio y decidí ayudar a investigarlo”, afirma. Desde entonces Rick vive buena parte de todos los años en Chavín y su trabajo ha logrado aportar al conocimiento de este centro ceremonial. Pero, para el Dr. Rick, esto es solo el comienzo de lo que debe ser el estudio del sitio. A casi dos décadas de excavar en Chavín de Huántar, su actitud sigue siendo de asombro y enigma por el monumento que comenzó a ser trabajado por él mediante el levantamiento tridimensional del mismo lugar desde que en 1995 empezó la primera temporada de excavaciones, realizando el levantamiento tridimensional del sitio. El lugar tiene una antigüedad de entre 3,200 a 3,500 años.
¿Qué tiene de especial Chavín de Huántar que no tenga otro sitio arqueológico del Perú?, le preguntamos. “Chavín es un momento de transición entre los grupos igualitarios y las organizaciones que concentran el poder en pocas manos. Coincide con un interés profundo de mi alma, de una preocupación por el ser humano, en saber cómo somos hoy y cómo éramos hace cinco mil años. Quisiera saber cómo estas élites pudieron cimentar su credibilidad ante los gobernados, cómo lograron convencerlos de la validez del poder en manos de pocos, cómo lograron la confianza del pueblo para afianzar su sofisticada organización, mediante esos rituales y mensajes político-religiosos grabados en piedra. En ese sentido, Chavín de Huántar tiene cualidades que pocos sitios tienen”.


Anota que “en Chavín es fascinante el intento de descifrar cómo estas castas o clanes lograron persuadir a los demás de que tenían un contacto divino, para constituirse en líderes. Y las ceremonias y rituales sirvieron para trascender más allá de lo temporal”.  “Creo que había una marcada diferencia entre quién podía ingresar a los laberintos y quién no, para practicar el culto. Pienso que, antes de morir, esos sacerdotes sabían qué aspecto del culto podría ser creíble”, opina.
“Estas élites estaban creando todo un mundo coherente con lo que se podría denominar dioses y fuerzas de la naturaleza, de manera singular en la cosmovisión andina. Lo interesante es que en las excavaciones de Chavín, se han hallado incluso restos del Periodo Líticos, lo que le da una continuidad de alrededor de cinco mil años de historia a través de diversos grupos humanos que se asentaron en la zona. Eso lo han ratificado las pesquisas al otro lado del río Mosna, en el sector denominado La Banda, y excavaciones por debajo de la Plaza de Armas del actual pueblo de Chavín, donde hay vestigios significativos de poblaciones de dicha época”, afirma.
Como se sabe, Julio C. Tello fue uno de los primeros en estudiar Chavín y le asignó el rol de “madre de la cultura peruana”. Rick coincide también en que los orígenes de Chavín se pierden en la nebulosa de los tiempos. Lo cierto es que el sitio sigue allí, retando la imaginación y el razonamiento moderno.


Uno de los aportes de los trabajos del Dr. Rick es haber develado la compleja estructura de los canales subterráneos de agua que cruzan, suben y bajan entre los laberintos de Chavín de Huántar. “La complejidad de los canales es impresionante. Julio C. Tello sí advirtió esto y luego Lumbreras también pudo observar la existencia de estas galerías y canales. Ahora, con toda seguridad, podemos asegurar que en Chavín había un culto o varios cultos al agua. Usaron el agua en diferentes formas”, afirma.
Otro aspecto son los estudios de arqueo-acústica. “Cuando encontramos veinte pututos dentro de una galería subterránea, y tocables todavía, pudimos tener el sonido en su contexto original, en su contexto ritual, como si fuera una sacristía. Ahí fue que empezaron las indagaciones acústicas para saber cómo se comporta el sonido en estos espacios. ¿Había un diseño acústico en Chavín o los efectos eran casuales? Por eso nos pusimos a estudiar todo el perfil de secuencias acústicas. En algunos sitios la resonancia es muy fuerte mientras que en otros casi es nula, porque las paredes literalmente ´se comen´ el sonido. Pienso que ellos también manipularon estos ambientes para usar el sonido del agua. Es decir, podían predecir y diseñar condiciones acústicas para determinada faceta de sus ceremonias. Quizás porque el sonido no es cuestionable, es un todo”, observa. Se cree que estos sonidos imitan el rugido de un jaguar.
Además también hay un manejo de la iluminación interior en base a reflejos, usando espejos de antracita (carbón de piedra) que tienen la propiedad de reflejar la luz en diversas direcciones, según su ubicación, especialmente –en determinadas épocas del año (como el solsticio de invierno, el 21 de junio)-, para reflejar el sol hacia adentro e iluminar al Lanzón. “Encontramos espejos de antracita por todas partes”, señala.
Rick sabe que Chavín es todavía un enigma por descubrir. “No me importa a dónde llego yo, sino en qué puedo ayudar a conocer el sitio y además ayudar en el entrenamiento de arqueólogos que después sean líderes en las investigaciones sobre Chavín de Huántar. Esta será mi mejor satisfacción porque aseguraremos la continuidad de los estudios de esta cultura. Lo que yo he hecho es poco para lo que se viene después”, afirma.

CONSERVACIÓN Y RETOS PARA LA ARQUEOLOGÍA
Pero Rick también tiene una mirada profunda sobre el Perú. “Me gustaría nacionalizarme peruano, sería muy feliz, pero es un trámite que requiere tiempo, justamente el tiempo que dedico a mis estudios sobre Chavín”.


Una de sus preocupaciones es la permanente destrucción de sitios arqueológicos, ya sea por desidia, tráfico de tierras, invasiones, obras públicas o el crecimiento de las ciudades. “El Perú necesita obras de infraestructura y avances en materia de riego, canales, puentes, caminos y la arqueología no puede ser una prioridad absoluta. Un camino puede ser buscar el equilibrio entre la conservación del pasado y las necesidades del presente. Tiene que haber un dialogo permanente entre los ministerios para buscar formas de conciliación. Pero lo que es indudable es que hay saqueadores y traficantes del patrimonio que se enriquecen a costa de su destrucción, y eso se debe atacar”, afirma. Rick  informa que acaba de recibir reportes del saqueo de la zona arqueológica denominada “Cerro del Oro” en Cañete, “donde nos han informado que se ha arrasado un cementerio prehispánico entero, y que no se hizo con una cuadrilla de personas sino con lo que se puede llamar una legión o un bulldozer humano. Eso me ha hecho sentir náuseas. Pero posiblemente los artefactos que han sacado saqueado están en el mercado negro y la policía podría rastrearlos para dar con la red de traficantes involucrada en esto”, afirma.
El Dr. Rick opina que los gobiernos deben entender que los recursos arqueológicos no rinden dinero sino que necesitan inversión. “Si se desarrollan los estudios de sitios y los museos, sí puede haber un retorno de la inversión como se está demostrando en la Ruta Moche. Los sitios arqueológicos son de todos los peruanos, a través de la supervisión del Estado, el cual es como el padre del patrimonio arqueológico de un país, porque se reconoce responsable de su cuidado y asigna los recursos para estudiar esos sitios. En el Perú la concentración de zonas arqueológicas es una de las mayores que hay en el mundo, es una meca de la arqueología, comparable a Egipto, por citar un caso”, afirma.
***DATO
El Proyecto de Investigación Arqueológica y Conservación en Chavín de Huántar, en el departamento de Áncash, está bajo la dirección del Dr. John Rick y la co-dirección del Dr. Luis G. Lumbreras. El equipo lo conforman arqueólogos, estudiantes de arqueología y especialistas provenientes de diferentes universidades nacionales y extranjeras, con el apoyo y financiamiento de Global Heritage Fund, Antamina, Universidad de Stanford y el Programa Religion and Innovation in Human Affairs de The Historial Society. Además tienen el apoyo de los pobladores del distrito de Chavín, quienes asisten en las excavaciones arqueológicas.

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