Por Nivardo Córdova Salinas / nivardo.cordova@gmail.com
Fotos: Cortesía Dr. John Rick / Proyecto Arqueológico Chavín de Huántar
Este reportaje se publicó también en (cliquear para abrir):
Revista VELAVERDE (Lima, 03/09/2013) y diario LA INDUSTRIA (Trujillo, domingo 08/09/2013=
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Revista VELAVERDE (Lima, 03/09/2013) y diario LA INDUSTRIA (Trujillo, domingo 08/09/2013=
“Lo que yo he hecho es poco para lo que viene después”
afirma el arqueólogo norteamericano que desde hace 19 años estudia uno de los
sitios prehispánicos más enigmáticos del Perú.
“A los seis años de edad, la primera palabra que aprendí en
castellano fue ´ruinas´, porque me di cuenta que al pronunciarla los pobladores
siempre me llevaban a lugares maravillosos”, recuerda el doctor John Rick,
quien es director del Proyecto
Arqueológico Chavín de Huántar desde hace 19 años, período en que comenzaron
las investigaciones que en la actualidad son codirigidas por el Dr. Luis
Guillermo Lumbreras.
Rick, nació en Sacramento (California, EE. UU) en 1950. En
1956, cuando otros niños iban a la primary school, el entonces pequeño John
vivió un año entero recorriendo el Perú. ¿La razón? Su padre, el Dr. Charles M
Rick Jr., fue un botánico genetista que dedicó gran parte de su vida al estudio
de los tomates silvestres en el Perú y otras especies de “solanáceas”,
acompañado de su esposa –y a la vez asistente de campo- Martha O. Rick.
Por cierto, Rick heredó también un cariño y pertenencia al
Perú. Estudió arqueología en la Universidad de California, en la sede de Santa
Cruz, donde se graduó en 1972. Al año siguiente regresó al Perú para estudiar
sitios del Periodo Lítico en las punas de Junín. Poco después conocería a su
hoy esposa, Rosa Mendoza de Rick, con quien se casó en 1977. Ella también es
arqueóloga y en la actualidad lo acompaña en las investigaciones en Chávin de Huántar.
CHAVÍN Y SU
SIGNIFICADO
“En Chavín comenzamos en 1994. Vine la primera vez
acompañando a Luis Lumbreras como invitado para las grabaciones de un programa
especial del Discovery Channel sobre Chavín. Me quedé atrapado por el sitio y
decidí ayudar a investigarlo”, afirma. Desde entonces Rick vive buena parte de
todos los años en Chavín y su trabajo ha logrado aportar al conocimiento de
este centro ceremonial. Pero, para el Dr. Rick, esto es solo el comienzo de lo
que debe ser el estudio del sitio. A casi dos décadas de excavar en Chavín de
Huántar, su actitud sigue siendo de asombro y enigma por el monumento que
comenzó a ser trabajado por él mediante el levantamiento tridimensional del
mismo lugar desde que en 1995 empezó la primera temporada de excavaciones,
realizando el levantamiento tridimensional del sitio. El lugar tiene una
antigüedad de entre 3,200 a 3,500 años.
¿Qué tiene de especial Chavín de Huántar que no tenga otro
sitio arqueológico del Perú?, le preguntamos. “Chavín es un momento de
transición entre los grupos igualitarios y las organizaciones que concentran el
poder en pocas manos. Coincide con un interés profundo de mi alma, de una
preocupación por el ser humano, en saber cómo somos hoy y cómo éramos hace
cinco mil años. Quisiera saber cómo estas élites pudieron cimentar su
credibilidad ante los gobernados, cómo lograron convencerlos de la validez del
poder en manos de pocos, cómo lograron la confianza del pueblo para afianzar su
sofisticada organización, mediante esos rituales y mensajes político-religiosos
grabados en piedra. En ese sentido, Chavín de Huántar tiene cualidades que
pocos sitios tienen”.
Anota que “en Chavín es fascinante el intento de descifrar cómo estas castas o clanes lograron persuadir a los demás de que tenían un contacto divino, para constituirse en líderes. Y las ceremonias y rituales sirvieron para trascender más allá de lo temporal”. “Creo que había una marcada diferencia entre quién podía ingresar a los laberintos y quién no, para practicar el culto. Pienso que, antes de morir, esos sacerdotes sabían qué aspecto del culto podría ser creíble”, opina.
“Estas élites estaban creando todo un mundo coherente con lo
que se podría denominar dioses y fuerzas de la naturaleza, de manera singular
en la cosmovisión andina. Lo interesante es que en las excavaciones de Chavín,
se han hallado incluso restos del Periodo Líticos, lo que le da una continuidad
de alrededor de cinco mil años de historia a través de diversos grupos humanos
que se asentaron en la zona. Eso lo han ratificado las pesquisas al otro lado
del río Mosna, en el sector denominado La Banda, y excavaciones por debajo de
la Plaza de Armas del actual pueblo de Chavín, donde hay vestigios
significativos de poblaciones de dicha época”, afirma.
Como se sabe, Julio C. Tello fue uno de los primeros en
estudiar Chavín y le asignó el rol de “madre de la cultura peruana”. Rick
coincide también en que los orígenes de Chavín se pierden en la nebulosa de los
tiempos. Lo cierto es que el sitio sigue allí, retando la imaginación y el
razonamiento moderno.
Uno de los aportes de los trabajos del Dr. Rick es haber develado la compleja estructura de los canales subterráneos de agua que cruzan, suben y bajan entre los laberintos de Chavín de Huántar. “La complejidad de los canales es impresionante. Julio C. Tello sí advirtió esto y luego Lumbreras también pudo observar la existencia de estas galerías y canales. Ahora, con toda seguridad, podemos asegurar que en Chavín había un culto o varios cultos al agua. Usaron el agua en diferentes formas”, afirma.
Otro aspecto son los estudios de arqueo-acústica. “Cuando
encontramos veinte pututos dentro de una galería subterránea, y tocables
todavía, pudimos tener el sonido en su contexto original, en su contexto
ritual, como si fuera una sacristía. Ahí fue que empezaron las indagaciones
acústicas para saber cómo se comporta el sonido en estos espacios. ¿Había un
diseño acústico en Chavín o los efectos eran casuales? Por eso nos pusimos a
estudiar todo el perfil de secuencias acústicas. En algunos sitios la
resonancia es muy fuerte mientras que en otros casi es nula, porque las paredes
literalmente ´se comen´ el sonido. Pienso que ellos también manipularon estos
ambientes para usar el sonido del agua. Es decir, podían predecir y diseñar condiciones
acústicas para determinada faceta de sus ceremonias. Quizás porque el sonido no
es cuestionable, es un todo”, observa. Se cree que estos sonidos imitan el
rugido de un jaguar.
Además también hay un manejo de la iluminación interior en
base a reflejos, usando espejos de antracita (carbón de piedra) que tienen la
propiedad de reflejar la luz en diversas direcciones, según su ubicación,
especialmente –en determinadas épocas del año (como el solsticio de invierno,
el 21 de junio)-, para reflejar el sol hacia adentro e iluminar al Lanzón.
“Encontramos espejos de antracita por todas partes”, señala.
Rick sabe que Chavín es todavía un enigma por descubrir. “No
me importa a dónde llego yo, sino en qué puedo ayudar a conocer el sitio y
además ayudar en el entrenamiento de arqueólogos que después sean líderes en
las investigaciones sobre Chavín de Huántar. Esta será mi mejor satisfacción
porque aseguraremos la continuidad de los estudios de esta cultura. Lo que yo
he hecho es poco para lo que se viene después”, afirma.
CONSERVACIÓN Y RETOS PARA LA ARQUEOLOGÍA
Pero Rick también tiene una mirada profunda sobre el Perú.
“Me gustaría nacionalizarme peruano, sería muy feliz, pero es un trámite que
requiere tiempo, justamente el tiempo que dedico a mis estudios sobre Chavín”.
Una de sus preocupaciones es la permanente destrucción de sitios arqueológicos, ya sea por desidia, tráfico de tierras, invasiones, obras públicas o el crecimiento de las ciudades. “El Perú necesita obras de infraestructura y avances en materia de riego, canales, puentes, caminos y la arqueología no puede ser una prioridad absoluta. Un camino puede ser buscar el equilibrio entre la conservación del pasado y las necesidades del presente. Tiene que haber un dialogo permanente entre los ministerios para buscar formas de conciliación. Pero lo que es indudable es que hay saqueadores y traficantes del patrimonio que se enriquecen a costa de su destrucción, y eso se debe atacar”, afirma. Rick informa que acaba de recibir reportes del saqueo de la zona arqueológica denominada “Cerro del Oro” en Cañete, “donde nos han informado que se ha arrasado un cementerio prehispánico entero, y que no se hizo con una cuadrilla de personas sino con lo que se puede llamar una legión o un bulldozer humano. Eso me ha hecho sentir náuseas. Pero posiblemente los artefactos que han sacado saqueado están en el mercado negro y la policía podría rastrearlos para dar con la red de traficantes involucrada en esto”, afirma.
El Dr. Rick opina que los gobiernos deben entender que los
recursos arqueológicos no rinden dinero sino que necesitan inversión. “Si se
desarrollan los estudios de sitios y los museos, sí puede haber un retorno de
la inversión como se está demostrando en la Ruta Moche. Los sitios
arqueológicos son de todos los peruanos, a través de la supervisión del Estado,
el cual es como el padre del patrimonio arqueológico de un país, porque se
reconoce responsable de su cuidado y asigna los recursos para estudiar esos
sitios. En el Perú la concentración de zonas arqueológicas es una de las
mayores que hay en el mundo, es una meca de la arqueología, comparable a
Egipto, por citar un caso”, afirma.
***DATO
El Proyecto de Investigación Arqueológica y Conservación en
Chavín de Huántar, en el departamento de Áncash, está bajo la dirección del Dr.
John Rick y la co-dirección del Dr. Luis G. Lumbreras. El equipo lo conforman
arqueólogos, estudiantes de arqueología y especialistas provenientes de
diferentes universidades nacionales y extranjeras, con el apoyo y
financiamiento de Global Heritage Fund, Antamina, Universidad de Stanford y el
Programa Religion and Innovation in Human Affairs de The Historial Society.
Además tienen el apoyo de los pobladores del distrito de Chavín, quienes asisten
en las excavaciones arqueológicas.
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