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jueves, 5 de octubre de 2017

"Fr. José de Guadalupe Mojica. Memorias en el Perú".


El libro "Fr. José de Guadalupe Mojica. Memorias en el Perú", es una compilación y estudio realizada por el periodista peruano Nivardo Vasni Córdova Salinas, libro publicado en edición digital en el portal issuu.com

Se trata de una publicación que se originó en el "Proyecto José Mojica", el cual tuvo como objetivo rescatar los escritos (poemas, narraciones, ensayos y reflexiones) del P. Mojica en Perú los cuales fueron publicados originalmente en la revista trimestral "Ensayos", que él editaba en Cusco junto con los estudiantes del seminario del Convento de La Recoleta, en la década del 40. Los estudiantes se agrupaban con el nombre de "Academia Escoto", en honor al filósofo franciscano Juan Duns Scoto (1266-1308).

Cabe señalar que estos textos se encuentran en el Archivo San Francisco de Lima (perteneciente a la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú), cuyo director Fr. Abel Pacheco Sánchez brindó las facilidades para la investigación, conjuntantamente con el sacerdote franciscano Fr. Carlos Montesinos Ampuero OFM, quien fue compañero de Mojica en el seminario. Del mismo modo, se contó con la colaboración del historiador Cayetano Villavicencio Wenner.

Es importante señalar que la investigación recibió el aliento moral y apoyo económico desde México, de parte de Jorge Cruz R. y Mario Ronquillo, a quienes se les brinda una mención y público agradecimiento en la publicación.

ÍNDICE DE ESCRITOS DEL PADRE MOJICA EN EL PERÚ

Relación de poemas, artículos y otros textos publicados por Fray José Francisco de Guadalupe Mojica OFM en la revista trimestral “Ensayos” (1944-1945), editada por la Casa de Estudios de la Provincia Franciscana de los Doce Apóstoles del Perú. Convento de La Recoleta, Cusco, Perú.


- “Uno de tantos aletazos (anécdota), por Fray Francisco de G.Mojica OFM. En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 38, julio de 1944, págs. 19 y 20.

- “Mensaje de los Coristas de la Provincia de los Doce Apóstoles del Perú a los estudiantes franciscanos de América toda. Ex “Academia Escoto” Nuncium (texto en latín, en el original, más fotografía de frailes). En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 38, julio de 1944, pág. 22.

- “Arribo al puerto (prosa rimada)”, por Fr. José Fc. de G.Mojica. En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 39, octubre de 1944, págs. 16 y 17 (con nota final: “continuará”).

- “Audición radial: Palabras dichas en la audición radiada en Arequipa por la Obra Vocacional Franciscana de la Provincia de los Doce Apóstoles el día 16 de septiembre de 1944 por Fray José Francisco de Guadalupe Mojica OFM). En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 39, octubre de 1944, págs. 21 y 22. (Nota al pie de página: “continuará”).

- “Miguel `El imbécil´. Anécdota”.  Por Fr. José Fco. de G.Mojica. En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 39, octubre de 1944, págs. 27-30. (Nota al pie de página: Recoleta, Cusco, Sept. 24 de 1944).

- “El favor más grande que ha recibido América” (N. de E.: sobre la Virgen de Guadalupe).  En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 40, diciembre de 1944, págs. 36-38.

- “Arribo al Puerto” (final), por Fr. José Fco. de GuadalupeMojica O.F.M. En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 40, diciembre de 1944, pág. 38.

- “La Navidad en mi Convento”. Por Fr. José Francisco de Guadalupe OFM (antes José Mojica). En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 41, Marzo de 1945, págs. 4-9

- “Un caso típico” (anécdota ocurrida a Fray José de GuadalupeMojica –narrada en tercera persona– en Palestina y Jerusalén). En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 42, Junio de 1945, pág. 38.

- “La parada de la victoria”. Por el Mayor del ejército americano, Haward N. Simpson (traducción  de Fray José Francisco de GuadalupeMojica, OFM). En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 43, Septiembre de 1945, pág. 16.

- “Japón y la fecundidad del martirio”, por José Francisco de Guadalupe Mojica OFM. En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 43, Septiembre de 1945, págs. 19-23.

- “Hay santos en este siglo en la Tercer Orden Franciscana”, por Fray Francisco de Guadalupe Mojica O.F.M. En: “Ensayos”, Año XXIV, Nº 44, Octubre de 1945, págs. 14-15.  

jueves, 28 de noviembre de 2013

Archivo Histórico San Francisco de Lima difunde sus investigaciones sobre el Perú



Por Nivardo Córdova Salinas / nivardo.cordova@gmail.com

Este artículo fue publicado en la página cultural del diario El Peruano el pasado 13 de mayo de 2013 con el título "Padres franciscanos cumplen gran labor en favor de la cultura peruana"
Con dicha publicación, obtuve el segundo puesto en el Concurso Nacional de Periodismo "Premio Cardenal Juan Landázuri Ricketts" - 2013, convocado por la Conferencia Episcopal Peruana y la Comisión Episcopal Iglesia en Dialogo.
 

Encomiable labor religiosa y cultural del director del Archivo San Francisco de Lima, 
Fr. Abel Pacheco Sánchez OFM , de la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú.

“Desde la llegada al Perú de los primeros frailes francisanos en el siglo XVI, la orden franciscana ha estado presente no solo en la religiosidad sino también en la cultura y el arte del Perú”, expresó alguna vez el historiador peruano José Agustín de la Puente. Así lo demuestran las publicaciones en papel y ediciones digitales en Internet del Archivo Histórico San Francisco de Lima y Prensa Franciscana del Perú, ambas entidades dirigidas por Fr. Abel Pacheco Sánchez, de la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú.
La edición digital del Boletín N° 38 del Archivo Histórico San Francisco de Lima se puede descargar en Internet (http://bit.ly/ZKB0ud). Este boletín, que empezó en la década del noventa, en hojas impresas a miméografo, por empeño de la fallecida archivera Ana María Vega, hoy se difunde a nivel nacional e internacional con investigaciones y artículos relacionados al franciscanismo y la historia peruana, entre los que destacan aportes del historiador Cayetano Villavicencio Wenner y el auxiliar del Archivo Jorge Román Tasayco.

Es interesante el informe sobre Mons. Federico Richter Fernández Prada OFM (Huanta, 1922-Lima, 2011), quien además de sacerdote y Obispo Emérito de Ayacucho fue un acucioso investigador de la historia del Perú, en especial de los orígenes y labor de la Orden de los Frailes Menores desde la época Virreinal. Mons, Richter fundó el Instituto de Estudios Histórico Franciscanos del Perú.

Asimismo, la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú acaba de publicar el “Esquematismo” (Schematismus, versio MMXI. Provincia Duodecim Apostolorum in Peruvia. Ordinis Fratrum Minorum. Limae, Peruvia), libro de 498 páginas que resume  el statu quo de la
provincia, desde su fundación en 1533 hasta la fecha. Esta es considerada como la “madre de todas las provincias franciscanas en América del Sur”.
Desde el año de 1942, es decir hace siete décadas, la provincia no había editado un libro que resuma toda su historia. El anterior volumen esquemático de la Provincia fue editado en el provincialato del recordado P. Fr. Manuel Jesús del Carpio Salinas en 1942.


VIDA DE SAN FRANCISCO SOLANO

De otro lado, se editó (en papel y en “libro virtual”) el libro “Vida de San Francisco Solano” de Fr. Emilio Carpio Ponce OFM (http://bit.ly/rhBEzZ), en homenaje a los 400 años del fallecimiento del santo andaluz, cuyos restos reposan en el Convento de San Francisco de Lima. El santo evangelizó y predicó en quechua y recorrió a pie el Perú. Fue el primer guardián del Convento de Los Descalzos.

Hay un libro que no se puede soslayar: “Poemas franciscanos de Fr. Luis Valle Goicochea OFM”, de Fr. Abel Pacheco OFM y Nivardo Córdova Salinas. Este libro digital (http://bit.ly/nggyV2), culminado en 2010, es una investigación sobre el poeta, novelista y periodista liberteño Luis
Valle Goicochea. Aquí se dan a luz poemas que –hasta esta fecha- eran desconocidos por la crítica y que el autor de “Canciones de Rinono y Papagil” escribió en el claustro franciscano en la década del 40. Este libro, es un aporte a la literatura peruana, pero rescata la espiritualidad y humildad de Valle Goicochea, bardo que es ya considerado dentro de los grandes exponentes de la literatura peruana, al margen de la tragedia de su vida.
Otro de los libros salidos de este crisol de espiritual es “José Mojica: vida, arte y espíritu”, de Ernesto Arauco Travezán, dedicado a trazar el itinerario vital del gran cantante lírico, tenor, actor de cine y televisión, estrella de Hollywood, que dejó los brillos de la fama para venir al Perú y convertirse en sacerdote franciscano. Además hay dos obras que pronto irán a la imprenta: “Meditaciones franciscanas” de Fr. Alejandro Palacios OFM y el poemario “Sentimientos” de Fr. Alberto Lobatón Penny OFM (Callao 1919- 2001), cuya poesía oscila entre el misticismo y el existencialismo. 


(*) Después de que el obispo auxiliar de Lima, monseñor Raúl Chao, me entregó este diploma pronuncié estas palabras: "Citando a San Josemaría Escrivá de Balaguer, debo recordar que cuando percibo los aplausos del triunfo, debo escuchar también las risas que he provocado con mis fracasos y mis caídas ... Dedico este segundo lugar en el Premio Nacional de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts 2013 (diploma de honor) a mi querida hija Aurora Mariajosé Córdova Guevara y a toda mi familia. De manera especial, lo comparto con las personas que están sufriendo injustamente en las cárceles y también en los hospitales, rogando a Dios que pueda aliviar su dolor. Y de manera muy especial, lo dedico también a Fr. Abel Pacheco Sánchez, director del Archivo Histórico San Francisco de Lima, y a la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú, donde encontré la oportunidad de tener una nueva vida..."

lunes, 23 de septiembre de 2013

La maravillosa historia de Fr. José de Guadalupe Mojica

Cliquear aquí para ver la versión impresa de este reportaje en el diario La Industria (Trujillo)

Portada del libro escrito por Ernesto Arauco Travezán
quien fue sacerdote franciscano y además fue su pianista.

Por Nivardo Córdova Salinas

Fue un notable cantante lírico y tenor de ópera, intérprete de boleros y destacado actor y galán cinematográfico en Hollywood, México y Buenos Aires. Sin embargo, cuando estaba en la cúspide de su carrera artística decide abandonar los brillos y oropeles de la fama para seguir a Cristo al estilo de San Francisco de Asís y  decide enclaustrarse en un convento para volverse fraile y ser  luego ser sacerdote franciscano en el Perú. Esta es la historia del artista José Mojica, quien ha pasado a la historia religiosa universal como Fray José Francisco de Guadalupe Mojica OFM, un mexicano universal que unió su vida en un largo abrazo con los peruanos.

Portada del libro "Mojica, religioso y sacerdote"
de Mons. Federico Richter OFM.

Fray José Francisco de Guadalupe Mojica José Mojica (San Gabriel de Jalisco, 14 de septiembre de 1896 – Lima, 20 de septiembre de 1974) es un personaje de aquellos que dejan una huella imperecedera, en su caso, no sólo en el arte sino también en la espiritualidad. La peripecia vital de su existencia está signada por la búsqueda incesante del misterio de la vida, que solamente encontró en su comunión con Dios.
Quien lee su libro autobiográfico “Yo pecador” (1958) es, parafraseando al poeta estadounidense Walt Whitman, “como tocar no un libro sino un hombre”. Y es que el testimonio personal de Fr. José Mojica, nos conmueve, tanto como lo que narra uno de sus biógrafos: Fr. Ernesto Arauco Travezán (religioso y compositor huancaíno que además fue su pianista en giras por más de veinte países).
El padre Mojica ha pasado a la historia como una de las conversiones más luminosas, quizás comparable a la de Saulo de Tarso, quien tras ser perseguidor de cristianos sintió el aguijón de la fe. Mojica, dotado de un talento innato para el “bel canto” fue un artista de renombre en su época -de lo cual dan fe las decenas de grabaciones fonográficas par la RCA Víctor (auspiciado por el mismísimo Toman Edison), su pasó por las más célebres auditorios operísticos con el aval de figuras de la ópera como Mary Garden y el tenor Caruso y las películas que dejó. Pero ¿qué motivación tuvo?
En la carta que escribe el 10 de septiembre de 1941 al padre superior del Convento de la Recoleta del Cusco, Fr. José Núñez del Prado, para solicitar ser aceptado como fraile franciscano encontramos las claves de su conversión: “No hay nada que me detenga en el mundo, ninguna liga que me ate a él. Soy solo y ardientemente deseo ofrecer a los demás lo que el Señor me conceda de vida. No  busco el refugio del Monasterio bajo ninguna emoción dolorosa o desesperada, ni creo que se trate de un vértigo religioso (…) No tengo decepciones artísticas, pues me encuentro en la plenitud de mis facultades y, si quisiera, podría obtener contratos ventajosísimos por un período de tiempo todavía largo. Tampoco sufro decepciones humanas, pues me aman mis parientes y -perdone usted la vanidad- también soy amado por una legión de admiradores que se multiplica por cada una de mis películas y de mis actuaciones en la radio y en el teatro. Nada me falta para seguir en el mundo y en mi profesión (…) pero hay una Voz que me habla de otra vida que he entrevisto y deseado siempre. No creo equivocarme al manifestar que tengo vocación para ella, y confío en el Señor, y en su gracias que me permitirá vivir esa nueva vida para servirle y, por Él, a todos los hombres”

***

José Mojica nació, en el seno de un modesto hogar en el pueblo de San Gabriel (Jalisco), en 1896, y siempre recordó este período en medio de un ambiente campestre e idílico junto a su madre, doña Virginia. El pequeño José no conoció a su padre -quien murió tempranamente-, lo cual unido con el fallecimiento de su hermano menor marcaron trágicamente su infancia. Su mamá, maltratada y golpeada por la vida tuvo que vérselas sola para sacar adelante al pequeño José, incluso en medio de las más severas privaciones económicas, que incluyeron vender la casa natal para trasladarse a la Ciudad de México a inicios del siglo XX, posiblemente en 1902.
En México estudia en el colegio Saint Marie y posteriormente en la Escuela Elemental N° 3 y finalmente en el Colegio de San Ildefonso. Desde esa época descubre sus dotes para el canto lírico y se matricula en el Conservatorio Nacional de Música bajo la batuta del maestro José Pierson, uno de los descubridores del cantante Pedro Vargas. Debuta como cantante en el Teatro Ideal y después participa en la obra “El barbero de Sevilla” el 5 de octubre de 1916 en el Teatro Arbeu (hoy Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada).
Pero Mojica quiere llegar más lejos y decide viajar a Nueva York ese mismo año 1916 con la esperanza de buscar audiciones musicales para demostrar su arte y también, con sus ahorros, asistir al Metropolitan Opera House de Nueva York para ver en vivo al tenor Caruso, considerado el mejor tenor de la historia. Lo vio y escuchó interpretando el “Rigoleto” de Verdi y quedó extasiado. Pero el dinero ya escaseaba. En la “Gran manzana” la vida es durísima y especialmente porque todavía los mexicanos y latinos eran vistos con recelo.
Su primer empleo fue de lavaplatos en el restaurante de un hotel con un sueldo de 12 dólares a la semana más la comida. Para aliviar la tarea se dedicaba a cantar mientras lavaba la fina vajilla. Fue allí que alguien lo escuchó y lo llevaron donde la esposa del gerente, la Sra. Blackman, conocedora del bel canto, quien al escucharlo inmediatamente ordenó que le den un trabajo más liviano, solo por medio tiempo y a 15 dólares semanales. Además la dama se comprometió a darle clases particulares de canto, con la promesa de conseguirle un contrato operístico.
Hay una anécdota significativa en Nueva York, donde en 1926 conoció a la poetisa María Joaquina de la Portilla Torres, más conocida como María Grever. Mojica grabó un tema que catapultó a la fama a María Grever como compositora y que es un clásico de la música popular: "Júrame"
La rueda de la fortuna había comenzado a girar. Un día se encontró con el tenor ruso Miguel Silgado, que cantaba en México y estaba formando una gran compañía mexicana con figuras de renombre. Mojica no lo dudó y retornó a México. Un día llegó el tenor Caruso y le organizaron un recital-audición con las mejores figuras. Dicen que cuando Caruso escuchó a Mojica interpretando la cavatina de Fausto se le iluminó el rostro y haciéndole señas lo invitó a acercarse a su palco. Fue uno de esos encuentros trascendentales. Caruso lo invitó a cenar y se hicieron amigos, a punto de que Caruso llegó a ser su principal mentor y lo recomendó para que lo contraten en la Chicago Opera Company.
 “Ningún artista me mostró la fraternidad de Caruso”, escribió Mojica en su autobiografía.
En Chicago, Mojica salta a la fama. Tomando al pie de la letra las recomendaciones de Caruso empezó a estudiar inglés, francés e italiano además de equitación, danza y atletismo. Es histórico su debut en el Metropolitan Opera House. al lado de la famosísima soprano escocesa Mary Garden, que era directora de la Compañía de Ópera de Chicago, en la obra “Pelléas et Mélisande” de Claude Debussy.
Lo que vendría después parece tomado de una película. Durante su estancia en la Chicago Opera Company graba discos de opera y canciones tradicionales mexicanas con el sello RCA Víctor. El siguiente paso: Hollywood, la meca del cine, donde debutó en el filme de James Tinling, "One Mad Kiss" (1930). Graba un sinnúmero de películas. Mojica es el ídolo del momento y el compositor cubano Ernesto Lecuona, lo convence para actuar y cantar en la película "La Cruz y la Espada" (1934) y luego da conciertos en La Habana donde popularizó "Canto Siboney", "Siempre en mi corazón" y la romanza "María La O", que se inmortalizaron en grabaciones para la RCA Víctor.

***

Su talento y fama se tradujo en jugosos contratos, lo cual le permitió comprar la Antigua Villa Santa Mónica en San Miguel de Allende (Guanajuato) para regalársela a su madre, cumpliendo la promesa de sacarla de la pobreza. Ella vivió en la mansión desde 1930 hasta su muerte en 1940.
La muerte de su madre motivó en él una tristeza profunda, al punto de que empieza a cuestionarse a sí mismo su vida “de fama y renombre”. Eso lo motiva a decidir un cambio radical en su vida: dejar la vida artística y dedicar su vida a Dios, que Mojica ha confesado fue motivado por una aparición de Santa Teresita de Jesús. Mojica se deshizo de su fortuna y propiedades y en 1942 ingresa Convento de la Recoleta del Cuzco en Perú adoptando el nombre de Fray José Francisco de Guadalupe Mojica. Luego se ordenó como sacerdote en 1947 en la Basílica Menor de San Francisco de Jesús El Grande de Lima.
Cabe señalar que el compositor Agustín Lara, al enterarse de su decisión de vestir el hábito y la sandalia franciscanos le dedica el hermoso bolero: “Solamente una vez”.
Un dato a resaltar es que en el seminario cusqueño Mojica estudió con otros personajes memorables como el poeta liberteño Luis Valle Goicochea y Monseñor Federico Richter-Fernández Prada. Junto con ellos y otros seminaristas, agrupados en la autodenominada Academia Scoto editaron la revista “Ensayos”, cuyos ejemplares se conservan en el Archivo Histórico San Francisco de Lima, dirigido por Fr. Abel Pacheco Sánchez OFM, quien ha dicho lo siguiente: “El padre Mojica era una persona excepcional, dotado de un sentido profundo de la fe y de la alegría franciscana de vivir. Nos dejó un gran ejemplo de trabajo espiritual, como auténtico hermano franciscano”.
Es importante señalar que si bien Mojica llegó a ser sacerdote, el arte del canto y también las artes plásticas lo acompañaron siempre, a punto de que él ha realizado una serie de obras artísticas en el Seminario de Arequipa -cuyos fondos para su construcción él ayudo a recaudar- dedicadas a la Virgen María así como la ilustración de la vida de San Francisco Solano. Como cantante, son recordadas sus giras en todo el Perú para despertar vocaciones franciscanas. En 1958 decide escribir su libro autobiográfico "Yo pecador", que luego sirvió de argumento para el guión de una película del mismo nombre. En 1966, también en la temática religiosa y franciscana, filmó “Seguiré tus pasos”, con Libertad Lamarque.
Como sacerdote, Mojica se entregó totalmente a la evangelización, a rescatar almas y también a dar su mano generosa a los indigentes de Lima. Todavía hoy, a casi cuarenta años de su fallecimiento, en zonas como Barrios Altos y el Rímac lo recuerdan con mucho cariño como “Padrecito Mojica”.
En 1974 falleció en la ciudad de Lima. Como acertadamente escribió Fr. Ernesto Arauco en su libro “José Mojica: mundo, arte espíritu”: “Fue un pregón de paz y bien. No quiso poner a su vida puertas ni madrigueras ni torres; en todo caso, puentes... Su arte lo encumbró; pero jamás perdió la sencillez. Su sacerdocio lo elevó (…)  mientras los pañuelos blancos le decían su último adiós, y sus restos, abriendo una cuenta de cien años, eran transportados a las catacumbas de la Basílica de San Francisco, su testimonio se iba quedando entre nosotros, ´como el agua que siempre se queda y siempre se está yendo´... Y él, con una tesis profunda: la de su vida, se había doctorado para el Más Allá”.



FILMOGRAFÍA DE JOSÉ MOJICA


En Hollywood:
“One mad kiss” (Un beso loco) (1930)
“When love laughs” (Cuando el amor ríe, 1931)
“Hay que casar al príncipe” (1931)
 “Law of the harem” (La ley del harem, 1931)
 “Mi último amor” (1931)
 “El caballero de la noche” (1932)
 “El precio de un beso” (1933)
 “The king of gypsies” (El rey de los gitanos, 1933)
 “Melodía prohibida” (1933)
 “La cruz y la espada” (1934)
 “Un capitán de cosacos” (1934)
 “Love Frontiers” (Las fronteras del amor, 1934)

En México:
“El Capitán aventurero” -basado en la pieza de Manuel Penella "Don Gil de Alcalá" (1938)
“La canción del milagro” (1940)
“El Pórtico de la gloria” (1953), como Fray José de Guadalupe Mojica.
“Yo pecador”(1959), con Sara García, Pedro Armendáriz y Libertad Lamarque.
 “Seguiré tus pasos” (1966), con Juliancito Bravo.

En Argentina

“Melodías de América” (1941)

En Perú: Obra teatral "La Perricholi", en la década del 70, pero que fue censurada por el gobierno militar por que consideraban que era una exaltación del Virreinato y a los conquistadores, según información del P. Carlos Montesinos OFM,
Fr. José de Guadalupe Mojica (al centro, de pie) en una foto histórica en el seminario franciscano del Convento de La Recoleta, en el Cusco. En la foto aparece el poeta Luis Valle Goicochea (a su lado) y también Mons. Federico Richter y Fr. Ernesto Arauco (Foto: Archivo San Francisco de Lima)